Recuerdo la Oda a Salinas de Fray Luis, quien al oír la música que su amigo interpreta al órgano dice:
el aire se serena...el alma, que en olvido está sumida torna a cobrar el tino...hasta llegar a la más alta esfera...música compuesta de números concordes...¡Oh desmayo dichoso!...¡Durase en tu reposo sin ser restituido jamás a aqueste bajo y vil sentido!...que todo lo visible es triste lloro.
Algo parecido me ocurre con algunas piezas, una elevación a un estado de consciencia estético en el que el tiempo es duración y por eso escribí el soneto: